Adopta una actitud pacífica. Lo primero es estar convencidos de que quieres resolver el conflicto, no ganar una discusión, no probar que tienes razón y mucho menos buscar culpables. Bajo esa consigna, se debe adoptar una actitud pacífica que calme los ánimos y demuestre a la otra parte que lo que se busca es una solución en donde los dos ganen y se sientan satisfechos.
Escucha. A veces lo único que quieren las personas es ser escuchadas, sentir que su opinión importa. Escuchar para entender, y no para responder te ayudará a clarificar qué quiere la otra persona y cómo pueden llegar a un punto intermedio.
Declara tu deseo de arreglar las cosas. Hazle saber que no quieres pelear. Convéncete y convéncelo que hay una solución conveniente para ambas partes y que el conflicto es innecesario.
Coopera. Cede un poco. Llega a un acuerdo que también sea del agrado de la otra persona aunque eso signifique sacrificar un poco de lo que tu pides.
Siempre BUSCA SOLUCIONES, no CULPABLES
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